Bien vale el Premio de Oro a la Exportación de Mayor Valor Agregado: en Reciclar, la basura se transforma en materia prima.
A la planta de Sarandí, en la provincia de Buenos Aires, llegan cada mes 2500 toneladas de envases plásticos que se convertirán en insumo para fabricar fibra textil, láminas para blisters y resina para pinturas de barcos.
Pero en la edición 2010 del Premio a la Excelencia Exportadora LA NACION-Banco Galicia, Reciclar también ganó la categoría Proyecto Exportador de Mayor Impacto Social.
"Nuestra actividad está íntimamente ligada a un problema social que excede largamente lo que hacemos por la implicancia que tiene con otros sectores. Hablamos de algo que viene de la basura, que está en las calles, que incomoda a todos. Es un problema de orden político. Los funcionarios son responsables del medio ambiente. El reciclado de este material significa recuperar energía y recursos. También es cierto que los que son los actores principalísimos en la recolección son los cartoneros, que al mismo tiempo de ser una solución para esto son un problema de la sociedad. Todo esto hace que nuestra actividad sea muy apasionante e interesante", dijeron Erwin Auspitz y Sergio Martín, director y presidente de la compañía, respectivamente.
-¿Cómo es su relación con los cartoneros? ¿Es su principal vía de provisión?
-No en forma directa. Compramos unas 100 toneladas por día de material, sería imposible recibir cartoneros con 50 kilos. Antes de llegar el material acá pasa por tres manos por lo menos. El cartonero se lo vende a alguien que tiene un depósito que compra de todo, papel, metal, cartón, nuestras botellas. De ahí debe pasar a otras manos y de ahí recién nos llega en fardos de un metro cúbico. Cada fardo pesa entre 60 y 200 kilos. Conocemos muy bien a los cartoneros porque sabemos que el proceso arranca cuando ellos se agachan a levantar la botella. No tenemos relación directa, pero sabemos que están en el principio de la cadena.
Los clientes
De las 30.000 toneladas anuales de PET que se reciclan en la planta, alrededor del 50% se exporta a China, que lo utiliza principalmente para elaborar fibra textil. Se trata del material de menor calidad. El de calidad superior se vende para hacer láminas o, en algunos casos botellas. Irlanda, Estados Unidos y Chile son clientes habituales.
Lo que se comercializa en el mercado local "es todo de buena calidad", explican, porque se utiliza fundamentalmente para elaborar láminas para blisters (como las que recubren los juguetes, por ejemplo), algo para la industria textil y resinas (el plástico se mete en grandes reactores, se descompone, y a partir de las resinas se hacen pinturas para barcos).
Auspitz y Martín comentaron que a medida que mejora la calidad del producto final, la empresa necesita maquinarias más especializada.
"El problema más grave que tenemos es la contaminación, y la hay de todo tipo. Adentro de una botella hemos encontrado por ejemplo una gran cantidad de jeringas. Eso, además de hierro y pestes, tiene otros plásticos y las agujas. Hay que quitarlo todo. Nuestro material se mide en función del material contaminante que tenga, en partes por millón; 5000 partes por millón es un material de baja calidad. Estamos entregando material que tiene 200 partes por millón. Bajar de 5000 partes por millón a 500 es más o menos sencillo; bajar de 500 a 200, es complicado; y de 200 a 40, es muy costoso porque entra a jugar una tecnología muy finita y costosa", contaron.
-¿Cuáles son los planes para la empresa a mediano plazo?
-Queremos seguir creciendo. Esto tiene un mercado que no tiene techo para la venta. Hoy manejamos 2500 toneladas mensuales, pero si tuviéramos 5000 las venderíamos igual, contrario a lo que pasa en muchos otros negocios. El problema está en conseguir las botellas, esa es la dificultad que tenemos. Dependemos de la gente que las quiera juntar.
Hoy funciona esto porque económicamente le sirve a mucha gente. Nosotros pagamos dos pesos el kilo de PET; al cartonero se lo deben estar pagando un peso. Veinticinco botellas de litro y medio son un kilo aproximadamente. Pero no hay plan ni apoyo de ningún sector, del Gobierno, ni hablar. Hay mucha campaña que aparece y desaparece, ponen tachos de basura de recolección diferenciada, pero no pasa nada. Después, cuando pasa el camión a buscar la basura, mezclan todo y la gente que se tomó el trabajo de separar ve que meten todo junto.
Hay varias plantas en la puerta del relleno sanitario donde funcionan empresas que clasifican la basura. Allí hay equipos muy costos y gente que hace la separación, pero no resulta porque la basura llega apretada, compactada la yerba con los pañales, con el cartón y es muy difícil. Con una mínima separación en la casa entre basura mojada y seco, y por supuesto transportándola en forma diferenciada, se solucionaría, pero eso es un costo que nadie quiere pagar. El mayor gasto que tiene todo municipio es la basura. Hoy, en este país, enterrar basura es muy barato. No es una prioridad y por eso el tema salta sólo cuando hay alguna inundación.
Nuestros planes dependen mucho de lo que ocurra con la recolección. Hoy está el mercado de las 6000 toneladas que se recolectan normalmente. Nosotros tenemos el 50% de eso y no lo vemos crecer, pero si tuviéramos más material tendríamos muchísimo más para vender porque tenemos capacidad de producción.
-¿Cuáles son las dificultades a las que se enfrenta un empresario argentino que quiere operar en comercio exterior?
-Mirá ahí lo tenés (dicen señalando a un pizarrón repleto de números). Esos son todos los reintegros de IVA que tenemos que cobrar. Eso es estructural: el pago de la devolución de los reintegros no se cobra nunca. Es una dificultad operativa tener que pagar inmediatamente el 5% de impuestos, tenemos un reintegro de algo más del 3%. Lo que pagamos lo ponemos al contado; lo otro? no se ve. Esta cuestión que tenemos en la diferencia entre el IVA compra y venta para exportar, tiene sus épocas: las hay muy buenas, que tardan 90 días, y otras terribles que tardan 6 o 7 meses para devolvernos nuestro dinero. Ese es un grave problema que nos encontramos a diario
La Nación (Argentina) 13-07-10