Un cronista de este medio gráfico siguió de cerca el desarrollo del acto y conoció detalles del interesante proyecto escolar que comenzó -en agosto- con una investigación de los alumnos acerca de qué es reciclar y la degradabilidad de algunos materiales como tapitas de gaseosas (metálicas o plásticas), telgopor, latas, cartones, telas, lanas, etc.; llegando casi siempre al asombro.
En una segunda etapa los niños comenzaron una campaña de recolección y clasificación de materiales; y más adelante experimentaron las posibilidades que brindan esos materiales para trabajar, en lo que se considera uno de los momentos más ricos del proyecto que culminó con la generación de “murales colectivos”, que incluyeron la combinación de materiales en la creación, formas, texturas y colores.
Dichos “murales colectivos” fueron expuestos durante el acto del viernes, que también incluyó una muestra fotográfica -a través de una proyección en pantalla gigante- de los alumnos trabajando en “Reciclarte”.
Horizonte
En la fundamentación del proyecto escolar se indica que “la educación artística puede ampliar el horizonte de los alumnos, expandiendo su relación sensible con el mundo que los rodea. La experiencia estética permite construir una mirada más creativa y flexible al posibilitar diversas interpretaciones, estimular el pensamiento crítico y el respeto hacia lo diverso”.
“Cuando un niño pinta con un pincel cargado de color, produce manchas, formas, figuras e historias casi siempre con tanta espontaneidad que nos parece que no se detienen a elegir, sino que son llamados por el color”.
“Es que el color está siempre allí, alrededor nuestro, metiéndose en nuestra vida en forma permanente, cotidiana y pocas veces ponemos en él una mirada atenta y curiosa”.
“En esta oportunidad buscamos el color, la textura, la forma de los objetos de desecho, de lo que ya ‘no sirve’ y nos proponemos ‘reciclarlos’, devolver al ciclo a estos elementos en forma de arte”.