Supo ser uno de los caballitos de batalla de la Municipalidad de Godoy Cruz, pero el peso de la realidad le cayó encima. La construcción de la planta de residuos sólidos urbanos en el oeste de esa comuna está paralizada desde hace más de un año. Problemas con vecinos primero y el latigazo de la inflación después obligaron a la empresa responsable del proyecto a suspender las actividades hasta nuevo aviso. Nadie sabe cuál será su futuro.
“Unos vecinos que le habían vendido terrenos a la empresa (Ambiental Cuyo) desistieron de hacerlo y cortaron la calle que lleva al predio de la planta. Nos llevó como 6 o 7 meses de tratativas destrabar el asunto, hasta que un fiscal decidió que se desalojara el corte. A los 20 días, otro vecino cortó el paso nuevamente, transgrediendo toda normal legal y judicial. Entoncesfuimos a la Legislatura para tener, por ley, la expropiación de la calle. Después tuvimos que esperar la tenencia definitiva del juez. Recién ahí pudimos notificar a la empresa de que estaban dadas las condiciones para que recomenzaran los trabajos. Pero ellos nos pidieron tiempo para revaluar el proyecto y estamos a la espera”.
Así, de corrido, es la primera argumentación que suelta Oscar Sandes, secretario de Obras Públicas de la Municipalidad de Godoy Cruz, al ser consultado por las demoras en la construcción de la tan mentada planta, hoy paralizada al 100%. Los trabajos habían comenzado en febrero del año pasado, dos meses después del desembarco de un novísimo gobernador Paco Pérez – llevaba 5 días en funciones– y todo su gabinete.
En esa oportunidad, Diario UNO publicó que de las 30 hectáreas que ocupará el predio “ya se ha hecho el movimiento de suelos en 12 y se está levantando el obrador para montar los galpones de tratamiento”.
Entre febrero y junio, fecha del primer corte de los vecinos, “se alcanzó a levantar el sector administrativo, se nivelaron 4 hectáreas, se hicieron los caminos interiores y se estaba construyendo el playón principal, de unos 4 mil metros cuadrados, para montar los galpones”, actualizó Sandes.
“Todavía no tenemos respuesta de la empresa. Pero es lógico. No es fácil revalorizar un proyecto de esta magnitud. Hoy es imposible generar energía a través de la basura y que sea redituable. El contexto macroeconómico no es el mismo”, agregó el arquitecto.
Es que la perla del proyecto era la producción de energía utilizando biodigestores, que son unas celdascerradas herméticamente capaces de generar, a través de hornos, gas o luz. Pero para montarlos se debe recurrir a tecnología extranjera, a la que le toca las generales de la ley en cuanto a las trabas para importar que ha impuesto desde hace un tiempo el Gobierno nacional.
Sandes insistió además en la variable inflacionaria. “En principio se iban a invertir 15 millones, luego pasamos a 30 o 35 y ahora debe estar en 50 millones. Al 30% anual de inflación, no se puede prever nada”, razonó.
Y ahora qué
Con el camino expedito fruto de las gestiones municipales, la pelota está ahora en el campo de Ambiental Cuyo, una compañía de capitales porteños vinculados a la empresa Ceamse, cuya ganancia surgirá no sólo de la explotación de la energía, sino de los bonos verdes previstos por el Protocolo de Kioto, unos incentivos económicos que cotizan en la Bolsa de Londres destinados a empresas privadas que contribuyan a la mejora de la calidad ambiental y mitiguen los gases de efecto invernadero.
Cuando la planta esté en funcionamiento tratará las 200 toneladas diarias de basura que generan los vecinos de Godoy Cruz, aunque tendrá capacidad instalada para recibir 400. Así, El Pozo mutará en un parque al trocar residuos y moscas por pimientos y aguaribayes. El proceso se denomina técnicamente cicatrización y consiste en terminar de apisonar la basura, rellenar los playones y reforestar, entre otras tareas. El objetivo es crear un pulmón verde con especies que atan su desarrollo al régimen pluvial mendocino.
Ya no entierran la basura
Oscar Sandes, secretario de Obras Públicas de Godoy Cruz, confirmó que desde enero último la comuna decidió dejar de enterrar basura en el predio conocido como El Pozo, al oeste de esa comuna. La medida se tomó en tanto se estudia una salida a la parálisis que sufren las obras de la planta de tratamientos de residuos que se estaba construyendo a 7 kilómetros del predio.
“No se entierra nada más. Llevamos la basura, los vecinos la separan y la aprovechan, y lo que queda lo llevamos a Las Heras”, explicó el funcionario. De esta manera, El Pozo ha “mutado” de basural a una especie de planta de reciclado y transferencia. Diariamente se procesan unas 200 toneladas de residuos producidos por los propios godoicruceños, de las cuales el 35% se recicla y convierte en la forma de sustento de las 80 familias que aún
dependen de la tarea.
El funcionario dijo además que ya se ha cicatrizado el 70% del predio, es decir que se ha terminado de apisonar la basura, rellenar los playones y reforestar el área, para crear un pulmón verde con especies que atan su desarrollo al régimen pluvial mendocino, especialmente pimientos y aguaribay.