Argentina | Río Negro | 31-07-2013
Así lo admitió un empleado municipal que controlaba en la mañana de ayer el volcado de varios contenedores. También en el centro de salud de 34 Hectáreas las médicas y los agentes sanitarios aseguraron que es frecuente que la gente del barrio recurra al basural y que «los fines de semana son más de un centenar».
Tiempo atrás la existencia de familias enteras que recurrían a la basura para buscar algo de comer alcanzó fuerte difusión pública y llevó al municipio a instrumentar medidas específicas de asistencia social, además de una mayor vigilancia del predio.
Los únicos que tienen autorización para separar y aprovechar la basura son los miembros de la Asociación de Recicladores Bariloche (ARB), quienes lo hacen de forma regulada y cuentan con indumentaria específica de protección.
Los controles sobre el ingreso funcionaron algunos meses, pero en el último tiempo el número de personas que merodean sobre el manto de desperdicios aumentó en forma notoria.
Los trabajadores sociales consultados reconocieron que «la falta de trabajo golpea mucho», en los barrios más humildes de la Pampa de Huenuleo. La multiplicación de quienes buscan sustento en la basura fue relacionado en forma directa con un déficit de las políticas de contención.
Cronistas de este diario pudieron ver cómo los agentes de la ARB conviven con los intrusos sin cruzar palabra, para evitar conflictos. Una de las recicladoras explicó que «buscan comida y se llevan los metales, que es lo más valioso». El cobre se puede vender a $ 25 por kilo y el aluminio a $ 4,20.
Justamente debido a esta avidez, los recuperadores autorizados por el municipios casi no acceden al metal que llega entre los residuos y deben limitarse al acopio de cartón, vidrio y plástico, que tiene un precio mucho menor.
El ingreso al vertedero es virtualmente libre porque no hay portón ni control efectivo en la entrada. También el alambrado presenta numerosas roturas y faltantes.
El secretario de Desarrollo Estratégico del municipio, Horacio Fernández, reconoció que el ingreso de gente al basural es un problema con «múltiples aristas» cuya solución «no pasa sólo por la vigilancia sino que requiere un trabajo conjunto con distintas áreas».