A diario en el basurero de Rivadavia se repite una postal angustiante: muchas personas revuelven las montañas de basura para rescatar restos de alimentos, sucios y en mal estado, y comérselos. Y los protagonistas son los propios cirujas que trabajan en el lugar. Aprovechan la ocasión para alimentarse con los restos de comida que vienen junto a los residuos que descargan tanto los camiones municipales de diferentes departamentos como los contratados por los grandes supermercados. Ante esta situación, el subsecretario de Medio Ambiente, Raúl Tello, contó a DIARIO DE CUYO que ya tomó las primeras medidas para "solucionar en parte este problema": desde la semana que viene enterrarán los restos de alimentos ni bien sean descargados en el predio, para evitar que la gente los coma.

En el basurero ubicado en La Bebida no sólo descargan los residuos de Rivadavia, sino también los del resto del Gran San Juan, Pocito, Ullum y Zonda, y los de los hipermercados. Entre las toneladas de basura, llegan varios kilos de alimentos en mal estado que los cirujas no tienen problema en incorporarlos a su sustento sin temor a enfermarse. De todos modos, la Subsecretaría de Medio Ambiente comenzó a tomar medidas para frenar esta práctica insalubre. La primera será implementar el enterramiento de los restos de comida ni bien lleguen al basurero. También se modificará el lugar y el horario de descarga sin previo aviso.

"Con los propietarios de los híper y los transportistas hemos llegado a un acuerdo -sostuvo Raúl Tello-. Los restos de alimentos se transportarán envasados en caja y se descargarán durante la noche y en lugares rotativos dentro del predio para que los cirujas no tengan acceso a ellos. Esto va a ponerse en marcha desde el lunes que viene".

Tello también dijo que la gente que recicla en este basurero está censada e identificada para acceder al lugar durante el día. Y que tendrá prohibido el acceso de noche.

El funcionario además dijo que de todos modos los cirujas tendrán acceso a los restos de comida que vienen con los residuos domiciliarios. Y que no hay forma de evitarlo. "Esto es más un problema social más que ambiental -dijo Tello-. Por eso los cirujas que están en condiciones psicofísicas para desempeñarse laboralmente, pasarán a trabajar en la planta de tratamientos de residuos que estará funcionando el año que viene".