Así lo aseguran las estadísticas que maneja el Centro de Disposición Final donde se tratan los desechos que genera la capital sanluiseña. Los plásticos, en su gran mayoría se recuperan para ser vendidos, pero las bolsas casi en todos los casos se entierran.
Todos los días, al Centro de Disposición Final (CDF) ingresan entre 70 y 80 toneladas de basura que generan los habitantes de la capital. El 10% del volumen son plásticos que se reciclan en la mayoría de los casos. De las estadísticas oficiales se desprende que casi la totalidad de las bolsas que se utilizan para guardar los residuos domiciliarios son las que entregan los supermercados. El material que no puede recuperarse para ponerse a la venta, se entierra.
El proyecto de ley que envió el Ejecutivo provincial a la Legislatura para prohibir la entrega de bolsas de plástico en los supermercados y negocios en general causó interés, aunque en algunos casos hasta preocupación: “¿En qué vamos a poner la basura cuando no nos den más bolsas en el supermercado?”. El interrogante comprueba una realidad que el Centro de Disposición Final (el basural que está bajo la administración de la Municipalidad capitalina) tiene muy claro: el 98% de las bolsas que se utilizan para el residuo domiciliario son de supermercados.
El objetivo que persigue la futura normativa es preservar el medio ambiente de la degradación del suelo que producen los plásticos. Las bolsas alteran los paisajes y son el mal de muchos animales. Pero también son el recipiente más común para guardar la basura domiciliaria y no hay comercio en la provincia, cualquiera sea el rubro, que no entregue este producto para envolver las compras.
“El recupero de las bolsas es muy complicado porque hoy por hoy en nuestra planta el residuo viene embolsado y cuando ingresa a la cinta hay que romperlo a mano. Existen métodos mecánicos para hacerlo pero son costosos y representan una inversión que debe hacerse en el tiempo”, le contó a El Diario de la República el gerente del CDF y encargado de la recolección de residuos de la capital, Gabriel Messina.
Para hablar de las bolsas, según indicó el funcionario, hay que tener en cuenta que “el plástico sí causa un impacto en el ambiente pero no contaminan” como sí lo hacen las pilas y los aceites, considerados contaminantes neto. Entonces, ¿qué impacto provoca este producto? “Causa un impacto porque el plástico no es biodegradable. Y tiene una ventaja respecto a los otros desechos, y es que no produce contaminación. Los plásticos tardan muchos años en degradarse, es un proceso de largo plazo y de muchas generaciones a diferencia de los orgánicos que si bien causan un impacto más fuerte, el tiempo es mucho más corto”, considera Messina.
Pero también diferenció a las bolsas oxi-biodegradables que hoy entregan las más importantes cadenas de supermercados: “La degradación se produce es en un plazo más corto. La bolsa se hace polvo de plástico e igual causa un impacto, aunque en un menor tiempo”. Vea y Wal Mart están adelantados en esta política y a través de fuertes campañas de concientización están promoviendo la reducción de las bolsas y el uso del oxi-biodegradable.
Las bolsas domiciliares llegan hasta la planta con residuos orgánicos e inorgánicos en su interior. Allí se realiza un proceso minucioso y artesanal para separar los desechos: “Se descargan en un lugar especial donde un grupo de gente selecciona, en una cinta transportadora, los distintos materiales, entre ellos las bolsitas que pueden reutilizarse. Luego se le hace la limpieza básica y de acuerdo al tipo de material se enfarda, en recipientes o contenedores, como en el caso del vidrio, y eso se dispone para la venta”. Messina contó que las bolsas que no tienen recuperación se entierran junto a residuos orgánicos. “Para nosotros es importante poder extraer el plástico que es recuperable. Es conveniente por una cuestión económica para el hombre que fabrica plástico, porque con plástico recuperado fabrica más barato y es un doble beneficio, productivo y ambiental”, recalcó el funcionario.
Según las estadísticas que maneja el CDF, el plástico genérico (en todos sus tipos) representa aproximadamente el 10% del volumen ingresado a diario. El basural, un predio de 164 hectáreas, recibe diariamente entre 70 y 80 toneladas de la basura que generan los habitantes de San Luis, pero también los desechos de otros 3 municipios: La Punta, Juana Koslay y Balde. Si bien es variable, la cifra general estima por día el ingreso de 100 y 110 toneladas. Y de esas toneladas, aproximadamente el 25% del material se recupera y se vende.
Basado en esos datos precisos, Messina adelanta que está entre los proyectos futuros ampliar la capacidad para operar cada vez más residuos: “Menor residuo enterrado, menor es el impacto y el costo que significa realizarlo”.
La separación de los materiales
Cuando la basura llega al CDF se realiza la separación de los materiales:
Vidrios, plásticos (como bolsita, envases, PVC), celulosas, (maderas, papeles, cartón), textiles y metales (aluminio, chapa). Luego de la discriminación los productos recuperados se ponen a la venta. “Nosotros buscamos que se venda directamente al fabricante porque así garantizamos la puesta en funcionamiento de ese material. Con el tiempo queremos que se entierre lo menor posible, pero esto lleva un desarrollo.