Argentina | Buenos Aires | 22-08-2013

Aunque desde 2010 funciona en la Ciudad el Programa Escuelas Verdes, los expertos creen que falta sistematizar los contenidos ecológicos e incluirlos en la vida escolar.

¿Ciencias Naturales, Instrucción Cívica, Geografía o Química? ¿En cuál de las materias tradicionales podrían incluirse las cuestiones ambientales? Ese es el gran dilema de la educación por estos días en que los expertos coinciden que debe ser un conocimiento transversal. Es decir, que los contenidos deberían estar en todas las materias. Pero aquí aparece el desafío: cuando es de todos no es de nadie.

En la ciudad de Buenos Aires, por caso, una ley de 2005 establece que debe incluirse la educación ambiental en la currícula escolar. Aunque hay un programa en el Ministerio de Educación local, sigue pendiente la sistematización y la inclusión de los temas en la vida cotidiana de los establecimientos.

La educación ambiental es un proceso cuyo término correcto debería ser Educación para el Desarrollo Sustentable, ya que indica claramente el propósito del esfuerzo educativo: educar al individuo para que su desarrollo sea amigable con su medio ambiente. Este proceso, además de generar una conciencia y soluciones a los problemas ambientales actuales causados por actividades antropogénicas y los efectos de la relación entre el hombre y el ambiente, es un mecanismo pedagógico que además infunde la interacción que existe dentro de los ecosistemas.

“Más allá de que está contemplada en la Constitución nacional en el art. 41, está incluida en la ley general del ambiente y en la ley de educación nacional es necesaria una articulación eficiente entre Educación y Ambiente”, opina Guillermo Priotto, biólogo y docente, que pertenece al equipo de educación escuela de formación pedagógica y sindical Marina Vilte de Ctera.

“Hay muchas experiencias de manera creciente en las escuelas. El riesgo está ante la falta de política nacional y en las jurisdicciones, que sumadas a la falta de capacitación docente terminan siendo acciones que terminan en la frustración. Todos empiezan con mucho entusiasmo y a la larga gana el desánimo. Hace falta formación, materiales didácticos y al docente que se decida se lo asista para que esos proyectos tengan continuidad en el tiempo para constituirse en la escuela”, agrega.

En ese sentido el gobierno porteño creó en 2010 el Programa Escuelas Verdes. “Proponemos un cambio de paradigma en el que la Educación Ambiental sea tomada de manera integral por toda la comunidad educativa. Nuestros destinatarios son alumnos, docentes, personal no docente, directivos y supervisores. Nuestro programa alcanza a la totalidad de las escuelas de nivel inicial, primario, medio y técnico de Gestión Estatal y crecientemente se están incorporando escuelas normales, artísticas, especiales, para adultos y terciarios. A su vez, trabajamos con 14 escuelas privadas de Gestión Social y estamos incorporando nuevas escuelas de Gestión Privada apuntando a alcanzar su totalidad en 2014. Al día de hoy el número de establecimientos escolares alcanzados es de 1.058”, detalla Carlos Gentile, director del programa que depende del Ministerio de Educación que conduce Esteban Bullrich.

El programa trabaja sobre cuatro ejes temáticos: Gestión Integral de Residuos, Salud Ambiental, Eficiencia Energética y Energías Renovables y Cambio Climático.

El programa oficial pretende que cada escuela se comprometa con un comportamiento sustentable y eficiente. Entre algunos logros que menciona Gentile se encuentra el hecho de que 300 escuelas hayan incorporado huertas y han sido capacitadas para su gestión y recibido insumos para su desarrollo; se han construido cubiertas verdes en cuatro escuelas y hay otras dos en proceso de construcción y se han incubado ocho proyectos de innovación tecnológica en el marco de la Feria Ambiental incluida dentro de la Feria de Ciencia y Tecnología.

Actividades de educación ambiental también se incorporan a través de la Agencia de Protección Ambiental (Apra), cuyos programas incluyen varias propuestas que tocan el tema de la contaminación del Riachuelo; OlimpíadasAmbientales; visitas ambientales; capacitaciones y creación de trabajos verdes.

Para Juan Manuel Ojea Quintana, experto y coordinador de Programas de Educación Ambiental de la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA): “No estamos tan mal. En lo documental y legal existe en todo el país. Para algunos docentes todavía es un desafío enorme, especialmente en lo que se refiere a la formación y a cómo se transmiten esos contenidos”.

Desde la FVSA se trabaja en conjunto con otras organizaciones civiles y con las carteras educativas de todo el país. “Nosotros hacemos hincapié en la producción de materiales educativos. Cada ecorregión tiene, además, su propia característica. Los contenidos no son los mismos para Formosa o Misiones o para Buenos Aires. Puntualmente para la Ciudad produjimos un material que son libros de formación docente”, agrega Ojea Quintana. Los contenidos porteños incluyen, por ejemplo, a los espacios verdes públicos; las especies de flora fauna; especies nativas y exóticas. También la interacción de las personas con el medio, un tema fundamental.

Según Priotto, “un punto trascendente para la ciudad es que existe una legislación muy importante sobre basura cero que implica un componente educativo. Es muy difícil lograr cambios de conducta sin educación. Lograr que el ciudadano separe los residuos, por ejemplo, implica una educación que requiere de cambios actitudinales”. El representante de los docentes habla también de la necesidad de ir al fondo de los contenidos: “No sólo hay que hablar de la basura. Lo que se tira implica y abarca hábitos de consumo. Se trata también de una discusión ideológica, pero el planeta es uno solo y los recursos no son infinitos. Tenemos que darla. Hoy los chicos reciben información constantemente. Ya existe el marketing dirigido a ellos. Tenemos que prepararlos”.

FUENTE:
Diario Z ( Argentina )