Argentina | 16-07-2014

Hoy la basura nos está tapando, y está contaminando el suelo y el agua de todos por igual. Es un tema que nos impacta más allá de que no veamos los residuos«. El escenario, en la voz de la especialista Elisa Gill, titular de la ONG Doná Tu Basura, es acuciante, por lo que darle una pronta solución es una responsabilidad que compromete a todos los actores de la sociedad: el Estado, los consumidores y también las empresas, que pueden cumplir un rol clave en el envión final que necesita la cultura del reciclaje para consolidarse en la Argentina. En este sentido, añade Gill, «el gran cambio que tienen que hacer todos los actores no es, solamente, entender que, en el centro de lo que se considera basura, hay determinados productos que son recursos y que pueden ser reciclados, creando nuevas energías, emprendimientos o industrias, cuidando el medio ambiente, generando inclusión social y más, sino también hacerse responsable de una temática que tiene una urgencia para todos».
Ahora bien, por la propia interrelación que requieren los actores involucrados, este salto que debe dar la Argentina en pos de consolidar en su seno la cultura del reciclaje, es una tarea por lo menos compleja, advierten los expertos consultados por Socialmente Responsables.Empieza por casa

Como todo cambio cultural, este es un proceso de que debe contar con el apoyo de los ciudadanos, algo que, en este caso, conllevaría la separación de los residuos que cada uno hace en su propio hogar. Es por ello que, para Alfonso Coll Arecco, senador provincial bonaerense y presidente de la comisión de Ambiente y Desarrollo Sostenible de dicha cámara, «lo primero que hay que lograr es un cambio de hábito en el vecino común». Y agrega: ?Por eso, es complejo, porque tienen que cambiar actitudes. Muchas veces estos hábitos parten del desconocimiento, pero, en general, no se cambian porque las personas no tienen una valorización del problema. Es decir, el vecino común saca la basura a la puerta de su casa, viene un camión y se la lleva, por lo que no sabe que tiene un problema con los residuos. Es necesario ponerlo en la agenda?, explica el legislador provincial.

La logística municipal
Esta separación, sin embargo, no solo comprende la iniciativa ciudadana, sino que debe estar acompañada por un marco que la potencie, generando logísticas de recolección y tratamiento de los residuos que posibiliten la continuación del proceso de reciclado, coinciden los especialistas.
«Darle trazabilidad a toda esa cadena de reciclado es imprescindible, ya que si no existe esa posibilidad de que el servicio público recolecte de forma diferenciada la basura, todos los esfuerzos que hagamos como ciudadanos, como ONGs e, incluso, en algunos casos, como empresas, no adquieren la magnitud, el volumen y el nivel de impacto que haría falta tener cuando uno piensa en la cantidad de basura que la Argentina genera por día», sostiene Luis Ulla, director Ejecutivo del Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresarial (IARSE).
Un aspecto en el que es importante reparar al remitirse a los sistemas que pueden desarrollarse, como dice Gill, es que, «si bien la basura se genera en todo el planeta de la misma manera, la solución es local y cada municipio tiene su librito». Esto es, no hay soluciones que puedan aplicarse para todos los contextos indistintamente y las iniciativas municipales deben estar adaptadas a su realidad particular.
«Existen diferentes abordajes. Hay municipios que están trabajando sólo con grandes generadores (aquellos que generan más de 1.000 kilos de residuos mensuales), otros que están haciéndolo con grandes generadores y puntos limpios, con lo cual ya el vecino tiene la posibilidad de llevar sus residuos a algún lugar, y un tercer grupo que está trabajando con grandes generadores, puntos limpios y, además, ha hecho algún piloto de recolección diferenciada en algún barrio o zona donde pasan por la puerta de las casas y se llevan los materiales secos», explica Mariana Larumbe, experta ambiental y presidenta de la consultora Unidad Com.
Entre los trabajos que se están realizando a nivel local -detalla la especialista-, un caso que se destaca es el del municipio bonaerense de San Miguel, que «puso en marcha una campaña en tema de reciclados fuertísima, haciendo uso de todas las líneas posibles para trabajar el tema».
Algunas de las iniciativas que esta localidad desarrolló son la distribución de 50.000 cestos de basura en los barrios más marginales para que cada casa pueda contar con dos contenedores, la puesta en marcha de una extensa campaña de concientización para reforzar el mensaje de la separación de residuos en origen, la instauración de un sistema de recolección diferenciado según el día (secos o reciclables los martes y viernes, y húmedos el resto de los días de la semana), y la instalación de una planta de clasificación y comercialización de los residuos reciclables.

El rol de las empresas
Además de contar con la participación de los ciudadanos, la municipalidad de San Miguel trabaja en conjunto con el tercer actor necesario para consolidar la cultura del reciclaje: el sector privado. Es el caso de la empresa Panizza, encargada de la recolección de basura en la zona, con la cual se firmó un convenio para capacitar a los 50 recolectores. Pero también su sumaron a la iniciativa los grandes supermercados y autoservicios chinos de la zona, que se comprometieron a entregar bolsas transparentes con la inscripción de los días de recolección diferenciada, facilitando así la identificación de los residuos por parte de los recolectores.
La participación empresaria en San MIguel no es la única iniciativa privada que busca apuntalar la temática del reciclaje. Carlos Vaccaro, gerente de Asuntos Externos de Acindar Grupo ArcelorMittal, resume la tendencia que empieza a florecer entre las empresas: «Hoy, no puede entenderse el crecimiento económico de una compañía si no tiene incorporada la cuestión ambiental y social. Y es ahí dónde el reciclaje juega un rol clave».
La empresa metalúrgica «incorpora en su acero un 35% de chatarra reciclada y un 65% de mineral de hierro, sin que esto signifique que el producto final pierda calidad, comenzando así un ciclo de reutilización continua. Además, el uso de este acero reciclado implica que se requiera 60% menos de energía eléctrica en el proceso de fabricación. Sólo en 2013 reciclamos cerca de 590.000 toneladas de desechos ferrosos», describe Vaccaro.
Asimismo, y con la premisa de dar un nuevo uso a los subproductos como materia prima de procesos productivos internos o externos de otras compañías, Acindar creó un proyecto de recuperación y reutilización de los residuos voluminosos que se generan a lo largo de la cadena de producción de acero.
Por su parte, Cablevisión, según explica su gerente de Comunicaciones Externas, Lorena Marino, «actualmente cuenta con procesos ya implementados para extender la vida útil de los decodificadores de cable en todo el país, desarrollando mecanismos para la recuperación de las unidades entregadas a los clientes en comodato, que son reacondicionadas por el Laboratorio de Reparaciones para ser nuevamente incorporados al circuito comercial, reduciendo, así, los residuoselectrónicos, que son un problema de compleja solución».
Otra de las compañías que aplica prácticas tendientes a la disminución de la generación de residuos y a la optimización de los procesos de segregación de los mismos es Kimberly-Clark. Así lo describe Fernando Hofmann, su director de Asuntos Legales y Corporativos: «En 2013, continuamos trabajando en la segregación dentro de nuestra Planta de Bernal para evitar el envío de residuos al relleno sanitario; los residuos orgánicos del comedor fueron utilizados en procesos de compostaje dentro de la planta. Los residuos de planta (cartón, plásticos) fueron clasificados y enfardados para su posterior reutilización externa. Por otra parte, es de destacar que los barros residuales de nuestros procesos son reutilizados para la fabricación de ladrillos cerámicos. Los residuos especiales (envases de materias primas, restos de adhesivos) fueron clasificados y enviados a tratamiento mediante operadores habilitados por la provincia de Buenos Aires».

Trabajo en red
En conjunto con las iniciativas de trabajo interno en las empresas, existen también algunas que buscan asociarse con otras entidades, sean públicas o privadas, para maximizar sus resultados.
Durante 2013, en palabras de Lucas Ignacio Utrera, su líder de Responsabilidad Social Empresaria & Sustentabilidad, Odebrecht contó con dos experiencias de este tipo. A partir de la primera, que estuvo abocada al reciclado de la ropa de trabajo, «se recuperaron más de 500 kilos de uniformes de obra usados en alianza con la Fundación Mediapila, a través del trabajo de 17 mujeres aprendices del oficio de costura, generando diversos objetos tales como bolsas, cartucheras y mochilas, que luego fueron adquiridos por Odebrecht».
Para la segunda, por su parte, se firmó un convenio con la ONG Ingeniería Sin Fronteras para destinar el scrap (como se denomina al rechazo interno de producción y que, en el caso de Odebrecht, se trata de hierro, cable y madera, entre otros materiales) en beneficio de los proyectos que desarrolla la organización civil. «El acuerdo se materializó de inmediato, con una primera entrega de cinco toneladas que ya están siendo utilizados por Ingeniería Sin Fronteras en sus proyectos en comunidades vulnerables», se entusiasma Utrera.
De un modo similar, en Tetra Pak Argentina -afirma Estela Reale, su gerente de Comunicaciones-, se trabaja «para fomentar el reciclado a través de tres áreas»: la generación de conciencia de reciclado en la comunidad, mediante campañas educativas como, por ejemplo, la obra de teatro «Rez y Clar»; la promoción de sistemas municipales de separación en origen y clasificación de residuos, «operando como facilitador entre los diferentes actores dentro de la cadena de reciclado para lograr un circuito eficaz»; y la implementación de acciones de recolección de envases post consumo.
Por otra parte, esta empresa, en conjunto con Natura, Dow Chemical, Arcos Dorados y P&G firmó hace dos semanas el acta de fundación de Cempre (Compromiso Empresarial para el Reciclaje), una asociación que busca fortalecer la industria del reciclado en la Argentina.
«El objetivo de Cempre no es armar el proyecto de reciclado de ninguna empresa, sino buscar los puntos en común en los que estamos trabajando o intentando trabajar, como los municipios y las cooperativas, para poder ir a la circularidad», explica a Socialmente Responsables Sabina Zaffora, gerente de Sustentabilidad de Natura.
Y concluye: «Cada una de las cinco empresas viene implementando acciones, y este recorrido genera también un espacio en donde podemos compartir y refinar experiencias. En Cempre no hay competidores, sino que lo que estamos tratando de generar es sinergia, buscando los puntos en contacto que tienen las empresas en los terrenos en los que nos encontramos para poner ahí la energía y poder articular no solo entre empresas, sino también entre lo público y lo privado».
Empresas, Estado y consumidores, tres actores claves en el camino a la consolidación del reciclaje en la Argentina.

FUENTE:
Por Pilar Assefh
El Cronista Comercial – Sup. S. R. ( Argentina )