Argentina | Buenos Aires | 11-02-2015
«Estimo que estamos recolectando y procesando un 40% más de basura que el año pasado», agregó al referirse al balance de esta parte de la temporada. Y aportó otro dato con gusto a historia: «El fin de semana, por las 24 Horas de la Corvina Negra, juntamos casi 40.000 kilos de basura entre sábado, domingo y lunes, en Claromecó y Balneario Orense». Una cifra también récord.
A diferencia de años anteriores, en este 2015 la planta cuenta con balanza propia y se puede pesar cada camión que ingresa. Eso permite discriminar cuántos kilos genera cada localidad en la que se presta el servicio y sacar ciertas conclusiones. «Notamos el crecimiento que ha tenido Claromecó, que por día da 10.000 kilos de residuos. Y también nos sorprendió Balneario Orense, que aporta unos 1600 kilos. Entonces, más allá de que antes no teníamos el peso diario, los camiones no venían tan cargados como ahora. Eso indica que hay más turistas, y que también se consumió más», indicó.
El mayor volumen de residuos puso a prueba la estructura y el funcionamiento de la planta, que depende en su mayoría del factor humano. «Para nosotros fue un desafío interesante porque acá todo es manual, es un engranaje compuesto por personas. Y al haber más volumen de basura, tenemos más cosas a resolver. Laboralmente ha sido una temporada bastante buena, no hemos tenido grandes inconvenientes, los que hubo se pudieron superar», aseguró con satisfacción el delegado.
El paso a paso
El proceso realizado por los operarios de la planta comprende la separación, el acopio y el procesamiento de los residuos recolectados. Chedrese sostuvo que «lo que es papel, cartón, las botellistas de PET, el tetrabrick se separa y después se terminan haciendo fardos. El vidrio se vende a granel, además se comercializan los huesos, los metales, todo esto tiene un trabajo posterior en la planta».
El delegado dejó en claro que «no se trata de una cuestión económica, sino de protejer el medio ambiente. No es rentable, pero no hay una visión de obtener ganancias. Lo que se busca es prevenir la existencia de bolsas yresiduos tirados en cualquier lado, los olores, evitar incendios, la proliferación de ratas y moscas».
De todos modos, consideró que «la venta es interesante y permite la reutilización de materiales. Todo se comercializa y ayuda a aliviar un poco el gasto de la planta».
En casa
Una de las materias pendientes que tiene el ciudadano tresarroyense es la separación de residuos. En este momento hay en marcha una campaña de concientización, pero Chedrese aclaró que «es un porcentaje muy bajo el que hace bien los deberes». El delegado, de todos modos, es optimista: «Apuntamos a que con el tiempo la gente vaya entendiendo que la clasificación en el domicilio o en el lugar de origen nos ayuda a poder procesar la basura mucho mejor. Porque, por ejemplo, ya no viene el papel mojado o el cartón sucio, el residuo orgánico viene en una bolsa y es más fácil porque queda sobre la cinta transportadora. Si no, viene todo mezclado y la cosa se complica».
En tanto, solicitó que el vecino, en caso de arrojar agujas, «las ponga en una botella con tapa para que los operarios no se lastimen al manipular la basura».
En el cierre, el delegado evidenció su satisfacción por la evolución de la planta. «Desde que comenzamos ha sido todo positivo. Hemos logrado hacer eficiente un sistema municipal, que funciona, y la gente se da cuenta que trabajamos bien. Entonces, estamos demostrando que se pueden hacer bien las cosas también desde el sector público».
Una verdadera industria
La planta de reciclado de residuos de San Francisco de Bellocq está ubicada junto a la ruta 72, a unos mil metros de la localidad, en dirección a Orense. Fue habilitada hace ocho años en el lugar donde funcionara el matadero municipal. Su estructura es una muestra de la recuperación de diversos elementos: el tinglado pertenecía a la estación del ferrocarril, mientras que la cinta transportadora se obtuvo de la ex sede que el correo tenía en Tres Arroyos, ubicada en calle Maipú, donde se encuentra actualmente el Centro Regional de Estudios Superiores (CRESTA).
Comenzó sus actividades con seis empleados y ahora son 25 los que cumplen tareas. La planta tiene a cargo la recolección de residuos de Claromecó, Orense, Balneario Orense y San Francisco de Bellocq. Todo el personal reside en la localidad, además, el mantenimiento de los tres camiones utilizados para la recolección se realiza también en Bellocq.
«La generación de trabajo para los vecinos de San Francisco era uno de los objetivos planteados por el intendente Carlos Sánchez y se ha cumplido», expresó el delegado Gerardo Chedrese.