Lejos del esplendor de otras épocas, la avenida Costanera de la ciudad de Córdoba es hoy una postal del abandono y la desidia. La arteria, construida hace más de 20 años, tiene tramos totalmente intransitables en los que los basurales invaden todo el paisaje.
La Costanera se comenzó a construir durante la intendencia de Ramón Mestre. Los últimos segmentos fueron habilitados por su sucesor, Rubén Martí. Se trata de una vía que atraviesa la Capital desde el noroeste hacia el sudeste, por las costas del río Suquía.
Sólo en algunos sectores se mantiene relativamente bien, y los vecinos aún la utilizan como un lugar de esparcimiento. No obstante, y pese a los reiterados anuncios de recuperarla como un parque lineal, hace años que sólo recibe el mínimo mantenimiento.
La Costanera comienza en el Puente 15, en barrio Urca, sólo con la mano norte. En el primer tramo, hasta el puente de calle José Roque Funes, se mantiene en buen estado, con las costas del río parquizadas y limpias. En el tramo siguiente, hasta el puente Sagrada Familia, hay dos pequeños basurales.
Del otro lado del río, donde ya debiera estar construida la otra mano de la arteria, se encuentra un enorme depósito final de basura, a la altura de calle Victoria.
En el segmento que marcan los puentes Sagrada Familia y Zípoli -ya de dos manos- también hay grandes sectores llenos de desechos. Están principalmente en la margen sur del Suquía, y debajo del paso de Zípoli. En la Costanera Norte la situación es distinta, ya que se mantiene en buenas condiciones.
Entre Zípoli y Octavio Pinto se repite la situación: basurales en el sur y limpieza en el norte.
Pasando el puente Eliseo Cantón, el deterioro de la Costanera ya es más evidente. Las ciclovías, las luminarias y la Isla de los Patos muestran que a través de los años no se ha invertido lo suficiente en mantener el sector en buen estado.
Los tramos siguientes muestran también el mismo panorama: los ladrillos vistos de las verjas han desaparecido en varios lugares, y las costas lucen abandonadas. La ciclovía está cada vez más arruinada.
La situación empeora más adelante, en los sectores que años atrás eran los más bonitos del recorrido. Entre los puentes Antártida y Alvear quedan sólo vestigios de los ornamentos y la parquización realizados por Mestre 20 años atrás.
En la zona del puente Maipú, al deterioro se suman el abandono de la obra de la sede del Concejo Deliberante y un fuerte olor a cloaca que emana del río.
La Costanera continúa con un triste paisaje, víctima de actos vandálicos y de la desidia municipal por varias cuadras, costeando barrio Juniors hasta que llega a San Vicente.

Degradación. En San Vicente, el deterioro llega a niveles insuperables. Por ejemplo, desde hace ocho años se espera por la reparación del segmento de la margen sur a la altura del puente de calle Estados Unidos. Y pasando el vado Sargento Cabral, se convierte en un extenso basural a cielo abierto, en el que la mezcla de olores tornan el aire irrespirable. Animales muertos, escombros y todo tipo de desechos "adornan" la avenida y contaminan el río.
En la margen sur, la basura invade la calzada, que además ya está intransitable por la cantidad de pozos diseminados por doquier. En el sector norte se encuentra el mismo panorama, al que se le suman caballos sueltos que cruzan la avenida peligrosamente
Si uno piensa que ya no puede haber nada peor, basta con atravesar el puente Monteagudo. Allí los basurales están directamente sobre la calle, y aguas servidas corren libremente hasta llegar al río.

Sin respuesta. Al iniciar su gestión, el intendente Daniel Giacomino había prometido que el río Suquía sería un extenso parque lineal. Además, se había anticipado una serie de obras para revitalizar la Costanera, algunas de ellas dentro de la concertación público privada. Por otra parte, el promocionado Plan Director de la ciudad también disponía la recuperación del corredor.
Este diario intentó por semanas, sin éxito, contactarse con los funcionarios del área de Desarrollo Urbano municipal, para consultar si había novedades respecto de las promesas realizadas.

El sector privado quedó solo

¿Puerto Madero cordobés? Cinco años atrás, en pleno auge de la construcción, surgió una decena de proyectos privados que, combinados con el accionar público, prometían cambiarle la cara a la zona más céntrica del río, hasta el punto de asemejarla al polo inmobiliario de Capital Federal.

Terminados. En la zona de Humberto Primero, la Cañada y la Costanera se inauguró ya la primera etapa de Capitalinas y el grupo Vespasiani terminó, a metros, el Coral State. El grupo Regam terminó la primera torre de Torres del Río, en Costanera y Santa Fe.

En marcha. Dos torres de Regam Pilay (casi Avellaneda) y Sonoma Ribera construye dos torres en General Paz. Hay proyectos privados en la zona del Concejo Deliberante, por ahora a la espera de que el municipio retome las obras ahí iniciadas.

Una obra que le cambió la cara a la ciudad
Antes de la llegada de Ramón Mestre a la Intendencia, el río Suquía era un lugar inaccesible para los cordobeses, lleno de basurales y degradado.
La descripción pertenece a Guillermo Irós, secretario de Desarrollo Urbano en la gestión Mestre y uno de los creadores de la Costanera. "En 1984 se planteaba la siguiente situación: el río no podía ser recorrido prácticamente en ningún tramo, sólo se podía cruzar transversalmente por los puentes.
La visualización que existía era casi nula y fugaz", dijo Irós. "Desde el punto de vista urbanístico era claro el tema: era necesario generar un sistema circulatorio lineal y vimos que el río tenía mucha conectividad e iba a ser utilizado con mucha intensidad, por todos los barrios que atravesaba", explicó Irós. Los primeros tramos se inauguraron en 1988. "Se hizo todo por administración, trabajamos muchísimo con los empleados municipales", agregó Irós.

Destino compartido con el río Suquía
El estado que presenta la avenida Costanera funciona como correlato de la degradación que sufre el río Suquía.
Sucio, abandonado, deteriorado son cualidades compartidas entre el curso de agua y la avenida que lo acompaña por casi todo su paso por la ciudad de Córdoba.
Del parque lineal que alguna vez disfrutaron miles de cordobeses hoy sólo quedan algunos restos, bañados por las fuertemente contaminadas aguas del Suquía.
Parece que se quisiera hacer regresar al río a sus peores épocas, cuando sólo era el depósito de la basura que generaba la ciudad.
De las promesas de recuperarlo, sólo quedaron las palabras. Desde hace más de una década sólo se realiza un mantenimiento mínimo en algunos sectores, mientras que a otros se los condenó a la destrucción.
La síntesis de esa falta de inversión y abandono tal vez sea el tramo de San Vicente que fue arrastrado por una creciente en marzo de 2002: hoy, a ocho años, sigue destruido

La Voz del Interior (Argentina) 12-04-10