“Lo que más nos preocupa es la mugre, los basurales que se han formado, la proximidad de la escuela (Gaucho Rivero) con los residuos, la gran cantidad de ratas y la leptospirosis. Esta zona está abandonada, hemos andado por todos lados (oficinas públicas) y no conseguimos respuestas”. Así empiezan presentando la situación del barrio Padre Kolbe, un grupo de vecinos afligidos que convocaron a EL DIARIO para contar lo que les pasa.
Tras la introducción, muestran el mal estado de las calles, la falta de reposición de luminarias en la vía pública, los yuyales en los terrenos baldíos, los desagües convertidos en zanjas profundas y la creciente inseguridad. “En una cuadra de calle Luis Palma —entre Montiel y Luis Palma— viven nueve familias y le han robado a siete”, reflejan.
Con esas inquietudes, fuertemente marcadas por el deceso de un vecino en marzo a causa de la leptospirosis y por la noticia de que aparecieron dos nuevos casos —tal como informó EL DIARIO en la edición de ayer—, habitantes autoconvocados vienen reuniéndose en busca de “soluciones urgentes”. De eso hablaron Mary Amatti, María Malvinas Noya, Jorge Blanco, Andrés Solohaga, Eugenio Podestá, Liliana de Blanco, María Soledad Tabares, Juan Carlos Hollmann, Marta Broin, Juan Carlos Sánchez y Gustavo Rodríguez, entre otros.

SUCIEDAD. Una parva de residuos ocupa la traza de calle Virrey Vértiz, en la esquina con Santa Elena, y ahí se interrumpe el paso. El basural está a escasos 100 metros de la escuela Gaucho Rivero: “Por acá, pasan decenas de chicos hacia la escuela y caminan por la basura”, afirma Liliana de Blanco. En tanto, explican que los minibasurales —calculan unos 20 en total— se forman a causa del trabajo del cirujeo, la llegada desde el centro de vehículos particulares con residuos y la descarga habitual de camiones municipales. “Hacen fila los camiones de la Municipalidad. Descargan ramas, de todo”, apunta Solohaga y estima que unos 50 transitan calle Montiel por día: unos llevando basura y la mayoría, transporta broza de una cantera ubicada en la zona de los terrenos del Ejército hacia el Volcadero.
Lo cierto es que los desperdicios también invaden los costados de calle Montiel, en el tramo que corre a la altura del predio del Ejército, a 200 metros del primer basural. Marta Broin vive con su hijo, afectado por problemas de salud, muy cerca de los residuos. “Estoy muy preocupada, ya no sé qué hacer. Yo lucho por la salud de mi chiquito especial, pero estoy bien en la esquina, a pasos de la basura”, explica con angustia la mujer.
En tanto, Rodríguez ahonda en la gran inquietud del barrio generada a partir del fallecimiento por leptospirosis de un vecino, que trabajaba con la basura (Ver Recuadro). Tras el deceso, desde la Comuna se encaró la limpieza de la vivienda donde vivía junto a otras tres familias; pero la suciedad se arrojó en un sector de calle Montiel, cercano a las casas y a la escuela. “Por seguridad, para preservar a los chicos que con sus padres (cirujas) recorren esa zona y pueden llegar a tocar (el desecho) y por la escuela, se debiera haber tirado en otro lado”, opina.

“SIN RESPUESTA”. Los vecinos afirman no haber dejado oficina ni funcionario sin visitar. “El resultado es que no tenemos respuestas de nadie”, asevera Liliana de Blanco, tras enumerar una pila de expedientes. Entre las áreas a las que recurrieron con más insistencia, mencionan la Dirección de Medio Ambiente Municipal, a cargo de Marcelo Álvarez, y la Unidad Municipal 2 en manos de Osvaldo Palacio. Sin suerte en las reparticiones del Ejecutivo, los vecinos recurrieron a la Defensoría del Pueblo. Comentan que el defensor Luis Garay fue en dos oportunidades al barrio, lo recorrió y anotó los problemas del vecindario. Seguidamente —explican— el defensor se ocupó de elevar los reclamos a las distintas áreas —por ejemplo, la falta de luminarias a la Dirección de Alumbrado Público—. Los vecinos reconocen el empeño de la Defensoría y siguen requiriendo la atención de los funcionarios: aspiran a que recorra el barrio el intendente José Carlos Halle.

Se detectó leptospirosis en animales
A partir de la confirmación oficial de que un hombre del barrio Mercantil, aledaño a Padre Kolbe, había muerto por leptospirosis, eclosionó la preocupación en la zona.
María Soledad Tabares dice que el caso trascendió públicamente porque ellos lo difundieron y que las acciones posteriores también fueron empujadas por la barriada. Además de insistir con el saneamiento —que consideran a todas luces insuficiente—, solicitaron al área de Zoonosis municipal monitoree a los animales de la casa ubicada en Vicente Quesada 1590, habitaba por la persona que murió y familiares. El 13 de abril se tomaron las muestras —de fines de marzo se confirmaron las causas del deceso— y casi un mes después estuvieron listos los resultados: “Resultó positivo (el análisis de leptospira) en un canino y dos de los tres equinos muestreados”, consigna el informe. Apunta que el Departamento Veterinaria indicó un tratamiento con medicamentos.
Ahora bien, a las demás personas que viven en la casa, recién se les tomó la muestra de sangre la semana pasada, informan los vecinos. Y aseveraran que también fue después del pedido de la gente del barrio a funcionarios de salud.
Para plantear la zozobra, Tabares acompañada por el concejal Emanuel Martínez Garbino, se reunió el viernes 14 con la directora de Epidemiología de la provincia, Silvina Saavedra. En ese encuentro, se trató el tema de los animales y la funcionaria admitió que, por ejemplo, los perros de las casas aledañas “seguramente tendrían la enfermedad” y dio una serie de consejos preventivos para los chicos —lavarse las manos, evitar el rocío del patio, etc.— detalla Tabares.
En tanto, en las últimas horas se confirmó un dato que manejaban los vecinos: dos niños del barrio Santa Rita, cercano a Kolbe, contrajeron la enfermedad.

Para destacar
“Hierve de ratas”. Así definen los vecinos la proliferación de roedores, grupo transmisor de la leptospirosis junto a los caballos, perros y ganado vacuno. Cuenta Jorge Blanco que en la escuela Gaucho Rivero, más de una vez, ha sonado la alarma y no ha sido por la presencia de personas sino por el trajinar de las ratas. Por eso, claman por operativos de limpieza, desmalezamiento y desratización.

Piden pianitos
La hermana Mariana, de la Capilla San Francisco de Asís, solicita la construcción de reductores de velocidad en calle Montiel y Gutiérrez en vista de que diariamente transitan por ahí unos 350 chicos. La hermana, junto a Alejandra Gauna, una colaboradora, comentó que hay expedientes con la solicitud desde 2007 y que ahora se renovará el pedido mediante una nota con firmas de vecinos. Añadieron que la Municipalidad señalizó y colocó un cartel, pero la indicación ya no estaba al otro día. Además de la capilla, en el lugar funciona el Centro de Día Virgen de la Esperanza y la escuela 207. Unos 250 chicos acuden diariamente a tomar la merienda.

El Diario de Paraná (Argentina) 23-05-10