Bolsas rotas y basura diseminada por la calle, por la vereda. Ese es el panorama que suelen encontrar por las mañanas los vecinos del barrio 3 de Febrero, en la zona de San Agustín.
Para los habitantes, el problema tiene al menos dos aristas: el tiempo de exposición de las bolsas de residuos en el suelo hasta que pasa el camión recolector y la cantidad de perros sueltos durante la noche.
El servicio de recolección en el barrio es nocturno, pero demanda entre tres o cuatro horas.
Es así: pasadas las 20 la gente empieza a sacar las bolsas, alrededor de las 21 un empleado municipal las recoge y las acumula en un punto de la cuadra hasta que pasa el camión entre las 23.30 y las 24. Es en ese tiempo –mientras los desechos permanecen en el suelo- que se produce el daño en las bolsas.
Los perros, aseveran, son los principales causantes de la dispersión; aunque también mencionan el paso de personas que buscan en la basura.
Así describen uno de los temas que preocupa al barrio Sergio Bejarano, Gladis Almirón, Marta Ferreira, Zulema Monzón y Héctor Frossard, integrantes de la comisión vecinal.
“COMO ANTES”. Para contrarrestar el inconveniente, los vecinos señalan que el servicio debería “ser como antes: casa por casa”.
Cabe recordar, que hace aproximadamente una década la modalidad se cambió por la actual –el paso anticipado al camión de un empleado juntando las bolsas de la cuadra en un punto de la calle, en el suelo-. Por entonces, se fundó desde la Comuna la modificación en la necesidad de volver más ágil la prestación, en vista del magro parque automotor, y de ajustar el gasto de combustible.
“Uno sale (por las mañanas) y se encuentra con toda la basura ahí. Los perros se llevan las bolsas de un lado a otro y es un desastre”, relatan.
Aunque, remarcan que buena parte de la responsabilidad es de los ciudadanos. Por un lado, dan cuenta de vecinos que sacan la bolsa un sábado a la noche –día que históricamente no hay servicio- o un feriado. También señalan a la gente por las mascotas sueltas. “La responsabilidad del perro es del dueño”, afirman y se preguntan por qué la Municipalidad no interviene en la exigencia de la tenencia responsable del animal. En ese punto, aportan ejemplos referidos a las molestias que generan las deposiciones fecales en la vía pública.
DE PODA Y BARRIDO. Hay otro tipo de residuos que también genera reclamos. Uno es la poda. Dicen que, por un lado, a la vecinal le cuesta conseguir que lleguen los operativos municipales y, por otro, que los montículos de ramas de podas domiciliarias quedan hasta 15 días en la calle hasta que son recogidos. “Es un peligro porque por las noches, los chicos les prenden fuego”, acota Marta Ferreira.
En cuanto al barrido, Bejarano cuenta que la basura se junta generalmente en una esquina, a lo que vecinos suman residuos (bolsas, chatarras) generando –en algunos casos- montículos grandes de basura.
Hace unos años, la volcada –así se denomina el depósito de los residuos recolectado por el barrido de una cuadra-, no iba a parar a la calle sino que se echaba en una bolsa provista por la Comuna. Con el tiempo –según averiguó Bejarano en reparticiones municipales-, “el Municipio dejó de proveer bolsas debido a que había quienes las vendían a los mismos vecinos”. Y añadió: “Con esa falencia, empezó el problema de los montículos y hasta minibasurales”.
Seguidamente, a los temas de preocupación (Ver Recuadro) contraponen aspectos básicos del barrio: hay cloacas, gas natural, asfalto y vecinos de bien. Ahora, la aspiración es seguir mejorando. Y en eso están, aseveran.
Dicen que por ahora no se hace bacheo
Sergio Bejarano, presidente de la comisión vecinal, comentó que hay calles del barrio que requieren trabajos de bacheo de forma urgente. Por eso, se comunicó con Conservación Vial, desde donde se le informó que el área había “recibido órdenes de anular el bacheo” y abocarse de lleno a la construcción de carpetas y repavimentación.
En el barrio, hay sectores específicos donde se requieren los arreglos: uno de los mencionados es la esquina de Gutiérrez y Pirán. De todos modos, Bejarano terminó esperanzado la conversación en Conservación Vial, pues desde la repartición no se descartó la posibilidad de construir una nueva carpeta en esas calles.
Ahora bien, los vecinos repararon en el hecho de que las zonas deterioradas están llenas de agua que corre por el cordón cuneta. En ese sentido, sugirieron que es primordial evitar que siga corriendo el agua –para eso hay que detectar quiénes la vierten-. Es que “pasa la Municipalidad, emparcha y a los 30 días empieza a aparecer el agua y empieza otra vez a romperse”, apuntaron tras remarcar que en la zona hay cloacas.
Seguidamente, destacaron la respuesta de la Dirección de Conservación Vial, Obras Sanitarias y el recolector.
Otras demandas del barrio
Más cajeros. En las calles Galán y Casiano Calderón hay una sucursal del banco de Entre Ríos. Los vecinos informan que han solicitado por nota la habilitación de más cajas internas. “El banco ya es chico para semejante barrio: hay dos cajas y es un mundo de gente”, relatan.
Un semáforo. La vecinal viene pidiendo la colocación de un semáforo en la esquina de Montiel y Casiano Calderón. Entienden que la puesta en funcionamiento del aparato es primordial ante la cantidad de accidentes ocurridos en ese lugar.
Inseguridad. Hay preocupación porque ha habido arrebatos a las tres de la tarde. Dicen que habían solicitado a la comisaría 9, con jurisdicción en el barrio, la instrumentación de rondas. “Antes andaban más, ahora pasan menos”, aseveran.
Veredas parejas. La disparidad en los niveles de las veredas y la existencia de escalones también ocupa a la vecinal. “La gente tiene que entender que la vereda está a cargo del frentista pero es de uso público”, plantean.
El Diario de Paraná (Argentina) 04-07-10