Nadie se hace cargo. Los celulares, las baterías, los televisores y otros artefactos electrónicos en desuso siguen sin una recolección, una política de reciclaje ni un lugar adonde ir a parar. Los aparatos contienen elementos considerados peligrosos al quedar liberados al ambiente. Así, la basura electrónica acumula más kilos en las casas mientras dos proyectos de ley, uno en la Legislatura provincial y otro en el Congreso Nacional, que buscan regular la disposición final de las piezas, están cajoneados sin tener en cuenta la vorágine del recambio tecnológico.
Las pilas acreditan el problema más antiguo de los desechos tecnológicos. Entre la población reina la confusión sobre donde y cómo tirarlas. Con buenas intenciones, vecinos e instituciones realizan campañas para juntarlas. La medida es cuestionada por algunos especialistas ya que sostienen que el acopio representa mayor peligrosidad.
“Yo estoy en contra de esas campañas. Si no hay una solución, con un procedimiento de disposición final, no tiene sentido que se junten. Además, la pila alcalina, según estudios del INTI, puede ir a un relleno sanitario común”, reveló Mónica Morey, jefa del programa de Registros Ambientales de la Provincia. “Solo tiene que ser alcalina y la ciudad no tiene que tener basural a cielo abierto. En la capital salteña es posible ya que hay un relleno sanitario”, aclaró.
En un informe publicado por la Dirección de Residuos Peligrosos de la Nación se sostiene que “las pilas alcalinas certificadas solo serán consideradas como residuos no peligrosos cuando su generación provenga de residuos de tipo domiciliario, y no haya acumulación a partir de programas de gestión”.

La advertencia
La producción e importación de pilas es verificada por normas de calidad. Aquellas que se compran en el mercado ilegal no garantizan que puedan acompañar al resto de los residuos urbanos.
De todas maneras urge, que las pilas, al igual que los desechos electrónicos tengan un tratamiento diferenciado. Varias organizaciones ambientalistas de la Argentina estiman que cada persona arroja tres kilos anuales de esta basura. Además, las pilas de níquel, zinc, cadmio, litio, entre otras, por ser consideras de riesgo, no pueden terminar en un basural.

La chatarra de casa
Si un vecino tira un monitor de computadora, la empresa recolectora no lo levanta. Si se rompen, se desparraman sus piezas y ocasionan un compromiso ambiental.
Morey reforzó: “El aparato tiene componentes adentro de la carcasa que se consideran residuos peligrosos. No se pueden arrojar a un relleno sanitario o dejarlos a la intemperie. Sus componentes que quedan al aire son riesgosos. No podemos mandarlos a una disposición final común”.
Sin embargo, diferenció que “un RAEE (residuo de aparatos eléctricos y electrónicos) cerrado, como una computadora en desuso, no reviste mayor peligrosidad que una que si funciona”.
Los promocionados televisores LCD empezaron a dejar “inútiles” a los viejos aparatos. El agitado recambio de teléfonos móviles acotaron la vida de los artefactos y engrosaron los bultos de chatarra electrónica.
Sobre este acelerado consumo de productos tecnológico, Morey reflexionó: “Tampoco sirve una sociedad donde las empresas solo se enriquezcan. El desarrollo sustentable significa un desarrollo económico, social y un equilibrio ambiental. El deterioro del ambiente trae problemas de salud de la población. ¿Por qué la gente cambia de celulares a cada rato? Tienen que tomar conciencia”.

“Las pilas para Ambiente”
Una urna en la Plaza 9 de Julio, entre Mitre y Caseros, llama la atención. La campaña particular invita a depositar pilas. Edmundo Cocca comentó que en seis meses la gente dejó dos mil kilos de estos cilindros. “Fue una inciativa propia porque nadie hace nada. Es grave.
Una pila puede contaminar 600 mil litros de agua”, afirmó.
Edmundo sostiene que es inexistente una política para estos residuos y los demás desechos electrónicos. “El Gobierno provincial y la Municipalidad parece que no están en condiciones de hacerse responsable. Vamos a llevarle los dos mil kilos de pilas al Ministerio de Ambiente”, agregó.
Según las recomendaciones de los organismos oficiales el acopio de pila eleva el riesgo. Cocca dijo que las tienen en su casa “pero alejadas y bien guardadas”. “Si en esta humilde campaña recolectamos esa cantidad, hay que imaginarse lo que se tira en la provincia. Las pilas vienen cada vez más tóxicas”, se lamentó.

Soluciones para empresas
Los desechos domiciliarios no son los únicos que contienen chatarra electrónica o peligrosa. Las fábricas y las actividades productivas también descartan materiales que no pueden tener como destino final un relleno sanitario o un basural a cielo abierto.
La titular del programa Registros Ambientales de la Provincia, Mónica Morey, remarcó que “ya hay algunas soluciones para la industria. En la Argentina existen cuatro empresas que se dedican a recibir residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Una empresa puede contactarlas para que les retiren sus residuos. Estas cuatro firmas están inscriptas como generadoras de residuos peligrosos y figuran en un registro nacional ya que exportan esos componentes”.
“Debido a su carácter no biodegradable, los RAEE atentan contra el ambiente y la salud de los seres vivos”, difundieron desde la Dirección Nacional de Residuos Peligrosos.
Al ser desechados inadecuadamente se consideran peligrosos, al tener en cuenta la ley 24.051.

PARA REDUCIR LAS PILAS EN DESUSO
Recomiendan pila recargable
Para reducir la cantidad de pilas en desuso, Edmundo Cocca, un salteño que lanzó una campaña para recolectar pilas, recomendó comprar aquellas que sean recargables.
“Duele mucho ver estos productos tóxicos en los diques, en la calle. Todas las pilas son peligrosas y afectan a la salud. Pero traten de usar las recargables”, agregó.
La desinformación sobre el lugar de procedencia de las pilas es moneda corriente cuando se la adquiere en el mercado negro. Aquellas que se importan por vía legal pasan todos los controles de calidad.
“En Salta abundan las pilas truchas que son más tóxicas”, renegó Edmundo.

En el Congreso nacional
La Cámara de Senadores de la Nación dio media sanción en mayo a un proyecto para el tratamiento final de los residuos eléctricos. Diputados lo archivo y no se tratará este año.
Se busca que los fabricantes y empresarios se hagan cargo de estos desechos. Así, los consumidores podrán devolver los aparatos en desuso. También se crea un ente nacional que administrará el procesamiento de los residuos y un fondo para que las pymes que estén limitadas a reciclar puedan recibir ayuda.

FUENTE:
PABLO JUÁREZ
El Tribuno (Argentina) 05-12-11