Doña Celia se levanta bien temprano para ir a la verdulería de calle Coll. Desde hace un par de meses, a su rutina diaria de llevar el monedero bajo el brazo incluyó además la bolsa de tela con letras verdes para ir a hacer las compras. Y es que no sólo se trata de recuperar una costumbre propia de la abuela. Lo que se busca es disminuir el uso de las bolsitas de nylon para evitar la contaminación. Es por eso que la mujer se prendió rápidamente a la campaña que inició Medio Ambiente al repartir bolsas ecológicas gratis por distintos almacenes del Gran San Juan. Celia Tobares no es la única: los comerciantes dicen que la gente pide cada vez más bolsas de este tipo.
Fue en noviembre cuando empezaron a repartir las bolsas ecológicas en 90 almacenes de 4 departamentos. En cada local dejaron alrededor de 20. "Ni bien empezamos la campaña, las clientas se llevaron todas las bolsas. Todavía me siguen pidiendo", dijo Carlos Yacanto, dueño de Despensa Don Carlos, que está en Rivadavia. Para mayor control, el hombre armó un listado con el nombre de las personas a las que les entregó la bolsa. "Me gusta seguirlas controlando e insistirles que la usen", dijo el almacenero, quien agregó que desde que implementó este sistema, entrega un 20 por ciento menos de bolsas de nylon.
"Al principio se olvidaban, pero cuando vieron que no les entregábamos bolsas de nylon, empezaron a traer el bolso ecológico", dijo Graciela de Pedrol, propietaria de un almacén que está en Chimbas.
Medio Ambiente entregó sólo 20 bolsas por negocio, porque querían ver si la campaña funcionaba, y por ahora no está definido volver a hacerlo. Es por eso que la selección de la persona que se llevaría la bolsa no fue al azar. Por lo general, los comerciantes le dieron prioridad a las clientas más antiguas y que van a su almacén con más frecuencia. "Tuve muchas vecinas que se enojaron porque no tenía más bolsas", dijo Gustavo Luna, que atiende la verdulería de Corralón Colón, que está en Santa Lucía. "Vine a pedir pero llegué tarde. De todos modos, se la pedí a una vecina y le copié la forma. Me hice una bolsa similar", dijo Carmen Valenzuela.
A la falta de bolsa, bueno es el ingenio. Es por eso que algunos almaceneros mandaron a confeccionar bolsas similares para seguir repartiendo a su clientela. Algunas vecinas copiaron el modelo y se confeccionaron una propia. Incluso llegan a tener dos o tres por persona. "Hay clientas que tienen un bolso para el pan y otro para la verdura", dijo Melisa Guerra, empleada de Carnes Aguilera, en Rawson. "Creo que el uso de la bolsa de tela es una cuestión de costumbre. Hay que esperar que a la clienta se le haga un hábito", dijo Melisa
Diario de Cuyo (Argentina) 28-01-10