Argentina | San Juan | 03-05-2015

El Parque de Tecnología Ambiental fue inaugurado hace 4 años. La gente de la zona y sus trabajadores contaron en qué los favoreció.

La vieja huella de ripio y tierra por la que los camiones ingresaban a tirar la basura de gran parte de San Juan desapareció hace 4 años, cuando fue inaugurado el Parque de Tecnología Ambientales de Rivadavia. Ahora, esa calle que ya está totalmente pavimentada y en la que los árboles superan el metro y medio y alto, no sólo se convirtió en el camino al progreso para los que cirujeaban en el basural más grande la provincia, sino que también brindó bienestar a los vecinos de La Bebida. “Ahora salimos tranquilos a tomar mate al fondo y en verano podemos hasta cenar afuera”, dijo Noelia Pérez, que hace 14 años vive por calle Pellegrini cerca de la planta. 

Las interminables montañas de basura, el olor nauseabundo que no daba descanso en ningún momento del día y las moscas que eran insoportables, eran la postal habitual del gran vertedero y de sus alrededores. Sumado a ello, la gente que pasaba a toda hora con carros cargados de desechos y hasta con niños en búsqueda de comida o algo para vender, hacían que el lugar no fuera agradable. Sin embargo, el panorama del basural y la vida de los que trabajaban con losresiduos hace 4 años cambiaron. Los cirujas se convirtieron en obreros de la primera planta de residuos de San Juan y hasta tuvieron la chance de alfabetizarse (ver página 15) y conseguir ascensos laborales y mejoras en los sueldos.

“Yo comencé como un operario normal y ahora estoy a cargo de controlar parte del proceso de separación de los residuos”, dijo Cristian Tejada un joven de 32 años que pasó gran parte de su vida en el basural y que ahora está feliz porque puede darles un futuro seguro a sus hijos.

No sólo los excirujas fueron los beneficiados, sino que a los vecinos de la zona también les cambió la vida. Dijeron que el lugar es más seguro, que no se percibe el olor a basura por el que debían tener las casas cerradas a toda hora y que si bien sigue habiendo moscas en el ambiente no son tantas como antes.

“Hace 30 años que vivo acá. Antes de que se cree la planta los camiones venían y descargaban la basura en la puerta de mi casa. Ahora todo es más controlado y podemos respirar tranquilos”, dijo María Isabel Caballero, una de las vecinas que vive por calle 5. Otros vecinos dijeron que antes sentían que no le importaban a nadie, sin embargo esa sensación cambió. Dijeron que antes, los camiones recolectores de basura venían, descargaban y luego lavaban los acoplados en la calle. Dejaban residuos por todos lados y los mismos vecinos debían limpiar. Ahora sólo los ven ingresar por ese largo camino pavimentado, mientras están a más de 7 kilómetros del punto central donde los residuos son la materia prima de más de 150 trabajadores.

FUENTE:
Diario de Cuyo ( Argentina )
Por Lisa Navas – Diario De Cuyo