Un equipo de investigación de la Universidad Tecnológica Nacional (Regional Tucumán) simula las condiciones de degradación de pilas y baterías y sus efectos sobre las aguas superficiales y subterráneas. El experimento, que se desarrolla desde hace dos años, hasta el momento encontró un aumento de la alcalinidad del agua y rastros de bario, un elemento de alta toxicidad.
“Un día domingo enciendo la tele y hablaba un ex profesor de Electroquímica de la Universidad de la Plata en un programa de Ecología. Mostraba una pequeña pila botón a las cámaras, mientras decía que esa pequeña pieza, era capaz de contaminar un millón de litros de agua”, recordaba para TELAM el Licenciado Juan Carlos Luján al preguntársele sobre cómo se había interesado en estudiar los efectos del enterramiento masivo de pilas y baterías. Luján forma parte del Centro de Ingeniería Ambiental (CEDIA), un instituto especializado cuyos orígenes datan de la década del 70, y que pertenece a la Universidad Tecnológica Nacional, Regional Tucumán.
Las pilas son causa de preocupación debido a las sustancias tóxicas presentes en sus componentes. Una pila recargable, las pilas botón y las baterías de celulares contienen mercurio, cadmio, níquel, cobre y otras sustancias tóxicas. Por lo tanto, el estudio de impacto ambiental de estos elementos resulta crucial a la hora de proteger los cursos superficiales y subterráneos de agua. “En Suiza, por ejemplo, las pilas se consideran residuos peligrosos y está prohibido enterrarlas o depositarlas en rellenos sanitarios. Y en Austria se le prohíbe a la gente arrojarla a la basura domiciliaria común y son desactivadas”, sostiene.
¿Cómo se investigan los efectos de las pilas enterradas? “A través de un experimento de simulación que reproduce en el laboratorio las condiciones reales. Se utilizan cuatro tubos de PVC de 1,5 m. de longitud —uno para cada tipo de baterías— cargados con tierra. A 20 cm. del borde superior se entierran las pilas desarmadas y se estudian sus efectos recogiendo los lixiviados en cubetas colectoras ubicadas a distintas profundidades”, explica. El experimento se pone en funcionamiento con un régimen de lluvias que simula la caída de 10 mm. diarios con el agregado de agua destilada.
“Hace pocos días, a 28 meses de iniciados los ensayos, comenzaron a aparecer en los lixiviados mas profundos, vestigios de mercurio monovalente, el cual es menos tóxico que el mercurio bivalente. Sucede que el mercurio de las pilas se encuentra amalgamado, y por eso demora en desprenderse”, explicó Luján.
El experimento del CEDIA ya lleva algo más de dos años de desarrollo, por lo que ya ofreció algunas conclusiones parciales. “Se observó un brusco incremento del pH y la conductividad eléctrica del agua ocasionados por las pilas alcalinas. Y aunque no se encontraron metales pesados, sorpresivamente se halló litio, potasio y bario; este último, un elemento muy peligroso y que —además— no estaba citado en la bibliografía general sobre pilas”, alertó el investigador.
Consultado sobre cómo prevé aplicar el CEDIA los resultados del extenso trabajo de investigación, Luján fue concluyente. “Nosotros lo que pretendemos es transferir los resultados del programa a las autoridades provinciales y municipales. Queremos ofrecer una base técnica y científica que les permita fijar políticas específicas referidas al tratamiento de este tipo de residuos”, concluyó.
FUENTE:
Agencia TELAM S.E. (Argentina) 14-10-11